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Green Day en Bogotá: Un viaje en el tiempo entre destellos de gloria y sombras de desgaste
Green Day en Bogotá: Un viaje en el tiempo entre destellos de gloria y sombras de desgaste
Crónica de una noche de punk rock en el Vive Claro 2025
Por María Fernández, enviada especial
25 de agosto de 2025
BOGOTÁ.– La lluvia ligera que cayó sobre la capital colombiana durante la tarde no amedrentó a los miles de die-hards que, desde primeras horas, se congregaron en los alrededores del escenario Vive Claro. Banderas de Colombia y de Green Day, chaquetas de cuero con parches desgastados y camisetas de Dookie y American Idiot se mezclaban en una marea de expectativa. Anoche, 24 de agosto, la banda de punk rock más grande del mundo cumplió su promesa de regresar a Colombia, en una noche que oscilló entre la energía desbordada de sus clásicos y momentos que delataron el paso implacable del tiempo.
El legado: Más de tres décadas de rebelión
Para entender la magnitud del evento, hay que remontarse a 1986, en California, Estados Unidos. Billie Joe Armstrong (voz y guitarra), Mike Dirnt (bajo) y Tré Cool (batería), junto a su formación histórica, comenzaron como chicos revoltosos tocando en garajes y clubes underground. Con Dookie (1994) se colaron en la radio masiva sin perder su esencia cruda y sarcástica. Luego, con American Idiot (2004), se coronaron como profetas del desencanto de una generación, creando un rock opera que criticaba ferozmente la política y la sociedad estadounidense. Ganadores de Grammys, inducidos al Salón de la Fama del Rock, sus letras se convirtieron en himnos de rebeldía para adolescentes de todo el mundo, incluyendo a miles de colombianos que anoche corearon cada palabra.
Lo Bueno: La energía que no se apaga
Cuando las luces se apagaron y el sample de Blitzkrieg Bop de los Ramones sonó, la explosión fue instantánea. Billie Joe, con su guitarra azul en mano, Mike Dirnt con su bajo percutiente y Tré Cool tras la batería irrumpieron con "American Idiot" . La multitud, un mar compacto de más de 40,000 almas, estalló en un grito colectivo.
1. El setlist perfecto: La banda demostró por qué son maestros del greatest hits . No hubo espacio para rellenos. Fue un viaje cronológico de dos horas y media que recorrió todos sus éxitos: desde la energía adolescente de "Basket Case" y "Longview" , pasando por el poderío de "Holiday" y "Boulevard of Broken Dreams" , hasta temas más recientes como "The American Dream Is Killing Me" . El momento más emotivo llegó con "Wake Me Up When September Ends" , donde miles de teléfonos iluminaron el cielo bogotano creando un manto de estrellas.
2. Billie Joe Armstrong: El showman eterno: A sus 53 años, Armstrong sigue siendo un torbellino en el escenario. Su conexión con el público es palpable. "¡Bogotá, hacen que quiera volver a tener 18 años!", gritó con una sonrisa, antes de invitar a un joven fanático al escenario para tocar los acordes finales de "Knowledge" de Operation Ivy, un momento mágico que coronó la filosofía punk de "hazlo tú mismo".
3. La banda como maquinaria ajustada: Mike Dirnt y Tré Cool son la columna vertebral indestructible. La base rítmica sonó tan potente y precisa como en los discos, un recordatorio de que, más allá del punk, son músicos excepcionales. Los tres músicos de apoyo en teclados, coros y segunda guitarra añadieron capas de sonido que enriquecieron las canciones sin opacarlas.
Lo Malo: Las sombras en el paraíso
Pese a la energía, la noche no estuvo exenta de críticas y momentos que evidenciaron cierta fatiga.
1. Sonido inconsistente: Durante los primeros 30 minutos, la mezcla de sonido fue un problema. La guitarra de Armstrong se apagaba detrás de la batería y el bajo, haciendo que las primeras canciones sonaran como un muro de ruido donde las melodías se perdían. El problema se corrigió hacia la mitad del show, pero para esos en la parte trasera de la general, la experiencia inicial fue frustrante.
2. Un guion demasiado predecible: Para los fanáticos más puristas, el show careció de sorpresas. El setlist, aunque lleno de éxitos, fue casi idéntico al de su gira por Europa. Echas de menos un deep cut , una canción rara de Kerplunk o Insomniac que hubiera premiado a los seguidores más fieles. La sensación de un show "enlatado", con las mismas interacciones y chistes de otras fechas, restó un poco de autenticidad.
3. El precio de la edad (o la falta de ella): Es imposible ignorarlo. Mientras Armstrong salta y corre incansable, su voz mostró signos de desgaste en los tonos más altos. En "She" y "St. Jimmy" , optó por que el público cantara largos pasajes o alteró ligeramente las melodías para acomodarse. No es una crítica, sino la realidad física de décadas de giras intensas. Sin embargo, su carisma logró camuflar estas limitaciones para la mayoría.
Las Voces: Desde el escenario y las gradas
Billie Joe Armstrong , en una rueda de prensa previa al show, comentó: "Venir a lugares como Colombia nos recarga las pilas. La pasión de la gente aquí es cruda, real. No es un show más en la gira, es una noche que recordaremos".
Mike Dirnt añadió: "Cada vez que tocamos aquí, es una lección de energía. Los fanáticos colombianos nos enseñan lo que significa amar la música sin filtros".
Desde las gradas, las opiniones fueron divididas pero entusiastas. Catalina Rodríguez, 28 años, diseñadora: "Fue increíble. Canté hasta quedarme sin voz. Sí, el sonido al inicio fue malo, pero cuando arreglaron, fue perfecto. ¡Vivir Jesus of Suburbia en vivo es una experiencia religiosa!".
Juan Pablo Morales, 45 años, músico y fan desde los 90: "Fue un gran show, pero… ¿sientes que ya no tienen nada nuevo que decir? Fue como ver una gran banda tributo a Green Day. Los quiero con toda mi alma, pero extraño esa rabia impredecible de antes".
El veredicto final
El concierto de Green Day en el Vive Claro no fue perfecto. Tuvo problemas técnicos, un setlist seguro y momentos que delataron que sus integrantes no son los jóvenes iracundos de 1994. Pero, ¿acaso importa? La banda logró lo que pocas puede: crear un espacio de catarsis colectiva durante más de dos horas. Fue una celebración de una discografía que ha sound tracked múltiples generaciones. Anoche, Green Day no necesitó demostrar que aún son relevantes; demostraron que son eternos. Y Bogotá, bajo la fría noche, les correspondió con el calor de quien recibe a viejos amigos.
compartimos a continuación un vídeo sobre este evento, el vídeo se comparte con fines educativos e informáticos, sin animo de lucro, los derechos del siguiente vídeo corresponden a You Tube y a Alejandro Marin.
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