"La Paradoja del Peso: Reservas que Crecen en un País que no Circula"
Un Análisis de la Desconexión entre la Política Monetaria del (BRC) Banco de la República de Colombia y la Realidad Económica de las Regiones
Resumen Ejecutivo
Este artículo analiza la aparente paradoja entre la fortaleza macroeconómica de Colombia, evidenciada en el crecimiento de las reservas internacionales del Banco de la República (más de USD 58,000 millones en abril de 2024), y la persistente restricción de liquidez y bajo dinamismo económico en los sectores populares y las zonas rurales del país. Mediante un análisis mixto (cualitativo y cuantitativo), se examinan los objetivos primarios de la política monetaria (control de inflación y estabilidad cambiaria) frente a los desafíos estructurales de inclusión financiera, desconexión productiva y acceso limitado al crédito. Se concluye que el Banco cumple su mandato constitucional de manera eficiente en el ámbito macro, pero existe una brecha crítica de política pública que requiere la intervención coordinada del gobierno nacional y el sector financiero para canalizar la fortaleza de las reservas hacia una mayor inclusión económica y productiva en las regiones.
Introducción: Dos Colombias Económicas
Mientras el Banco de la República anuncia con orgullo que las reservas internacionales del país se mantienen en niveles robustos, superando holgadamente los parámetros de suficiencia del FMI, en las plazas de mercado de Sincelejo, los talleres de confección de Bosa o las fincas cafeteras del Cauca, la queja es unánime: "El dinero no circula". Esta divergencia no es una mera percepción; es el síntoma de una desconexión estructural entre la economía de alto nivel que se gestiona desde Bogotá y la economía real donde vive la mayoría de los colombianos.
El Banco de la República, autónomo y técnico, tiene un mandato claro: controlar la inflación y mantener la estabilidad del peso. Sin embargo, su herramienta principal para ello—la tasa de interés—actúa como un acelerador o un freno para todo el vehículo económico. Cuando el motor es potente pero las llantas están pinchadas, el freno afecta desproporcionadamente a quienes van en la parte trasera.
1. El Mandato Cumplido: La Fortaleza de las Reservas
Las reservas internacionales son el colchón de un país. Sirven para cubrir importaciones, honrar deuda externa y defender la tasa de cambio en momentos de volatilidad.
· Dato Real: Según las últimas cifras del Banco, las reservas se sitúan por encima de los 58,000 millones de dólares, muy por encima del umbral de suficiencia que recomienda el FMI (alrededor de USD 45,000 millones para Colombia).
· Objetivo Científico: Esta acumulación no es caprichosa. Es el resultado de un mecanismo de intervención para evitar una depreciación brusca del peso, comprando excedentes de dólares (por ejemplo, de las exportaciones de carbón y petróleo). Es una política prudente y alineada con los mejores estándares internacionales de banca central.
¿Por qué entonces no se "siente"? Porque las reservas están protegidas. No son un fondo para repartir entre la población. Su propósito es de estabilidad macro, no de estímulo microeconómico directo.
2. La Cruda Realidad: La Sequía de Liquidez en los Sectores Populares
La herramienta principal para controlar la inflación ha sido elevar la tasa de interés de intervención hasta el 11.75% (máximo histórico en dos décadas), manteniéndola alta por un prolongado período. Esto, si bien ha contribuido a enfriar la economía y reducir la inflación (que aún persiste por encima de la meta), tiene efectos colaterales severos:
· Crédito Caro: Los préstamos para micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), así como para el consumo de hogares, se encarecen drásticamente. Esto frena la inversión, la expansión de negocios y la compra de bienes duraderos.
· Contracción del Circulante: Al haber menos préstamos, literalmente hay menos dinero físico y digital circulando en la economía local. Los pequeños comerciantes venden menos, los informales tienen menos clientes y los proyectos productivos se postergan.
· Evidencia Empírica: Un estudio de Fenalco revela que la confianza del consumidor se mantiene en terreno pesimista, mientras que Asobancaria reporta una desaceleración en el crecimiento de la cartera de consumo.
3. La Ausencia en el Territorio: Más Allá de Bogotá
La crítica de que el Banco "no tiene presencia" fuera de la capital es cierta en lo operativo, pero requiere matices. El Banco no es un banco comercial; no abre cuentas de ahorros ni da créditos al público. Su "presencia" se da a través del sistema financiero.
El problema es que el sistema financiero también está concentrado. Según la Banca de las Oportunidades:
· Solo el 34% de los adultos en municipios rurales tiene un producto de crédito activo, frente a un 55% en las cabeceras municipales.
· La densidad de oficinas bancarias por cada 10,000 adultos es drasticamente inferior en departamentos como Vaupés, Guainía o Vichada comparada con Bogotá o Antioquia.
La paradoja se agudiza: El Banco de la República inyecta liquidez al sistema, pero esta liquidez se queda "atascada" en los grandes bancos de las ciudades principales, sin llegar de manera eficiente a las cooperativas, bancos comunitarios y entidades microfinancieras que sirven a la base de la pirámide y a las regiones apartadas.
Conclusión: Un Banco Eficiente en una Estructura Ineficiente
El Banco de la República no está fallando en su trabajo. Está cumpliendo con su mandato de forma técnica y exitosa en el frente macroeconómico. La paradoja no es su responsabilidad directa, pero sí evidencia un fallo sistémico más profundo.
Recomendaciones Periodísticas y de Política Pública:
1. Política Coordinada: La junta del Banco debe articularse de manera más clara con el gobierno nacional para que las políticas fiscal (gasto social, inversión en infraestructura) y financiera (promoción de banca móvil, apoyo a microfinanzas) complementen la política monetaria contractiva.
2. Inclusión Financiera Agresiva: Se necesitan políticas de estado para impulsar modelos de banca corresponsal, fintech reguladas y educación financiera que lleven servicios crediticios y de ahorro a las regiones, facilitando la circulación del dinero.
3. Comunicación Efectiva: El Banco debe mejorar su pedagogía pública. Explicar por qué unas reservas altas no se traducen en cheques para todos, pero también reconocer los efectos regionales de sus políticas y trabajar para que sus beneficios de estabilidad eventualmente permeen a toda la población.
La solidez de las reservas es un logro que debe celebrarse, pero no puede ser un espejismo que oculte la otra realidad: la de una Colombia productiva que clama por oxígeno financiero y acceso a un circulante que le permita crecer. El desafío no es debilitar el banco central, sino fortalecer los canales que conectan su éxito macro con el bienestar microeconómico de la nación.
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